Ella vivía en París, allí lo conoció. Él le dijo que era el hijo del Presidente de un país sudamericano, y que era su sucesor.
¿Le dijo él, que ella podría ser la Emperatriz del Río de la Plata? No se sabe, son especulaciones.
Pero Eliza Lynch decidió seguirlo, y lo hizo hasta los confines de esa hermosa tierra roja del Mariscal.
Su historia de amor finaliza con la imagen de la Eliza enterrando con sus manos a su amado y a su primer hijo Panchito, que había tenido con él, 17 años atrás, cuando llegó a Paraguay.
Que hace que una mujer, deje todo, para seguir los sueños de otro, y que lo siga atravesando la peor de las adversidades, la guerra.
En el caso de Eliza, quien tuvo siete hijos con Francisco Solano López, naciendo el último en el campo de batalla – puedo equivocarme en esta opinión personal – ya no le quedó otra opción, no tenía donde volver, ni a quién recurrir.
En nuestro mundo actual, lamentablemente hay muchas mujeres que viven hoy esa realidad.