Primero, porque estaba estudiando y buscaba alcanzar las notas más altas, después porque estaba trabajando y quería estar entre las mejores de su profesión, siguiendo esos mandamientos subconscientes de la mente que tienen gravadas las hijas mayores – bueno ese tema para otro post, vuelvo a la idea – fueron pasando los años y no se casó, en el transcurso tuvo algunas relaciones que no funcionaron.
Y así, trabajando, un grupo de amigos en común decidió que ellos dos, solteros, de viejos iban a ser insoportables, y sus amigos no tenían por qué aguantarlos, por lo que decidieron juntarlos. El experimento funcionó, y después de un año de noviazgo se casaron.
A los 35 vino el primer hijo, que la tomó desorganizada, en un trabajo full time, y sintiéndose culpable las veinte y cuatro horas, culpable porque estaba demasiado tiempo en el trabajo lejos de su hijo… culpable porque no estaba en el trabajo.
Cuando el mayor cumplió tres años; decidieron buscar el segundo hijo, y como no venía y ella no tenía ya edad, para pasar por todos esos tratamientos de fertilidad, le dijo al marido: “Bueno, decidí que suspendamos la búsqueda, porque que hago a los cuarenta con un bebé”; el pequeñito en el cielo se vio amenazado y ese mismo mes ella se embarazó.
Festejo su cumpleaños número cuarenta con panza de embarazada, y poco tiempo después llegó José, y ahí con ese bebé en brazos, se dio cuenta que algunas ideas, que tanto le sirvieron para abrirse camino en la vida ya no tenían ningún valor, y decidió cambiar
Se abrió de la empresa donde estaba y buscó trabajo en una más pequeña, con menor salario, pero menor carga horaria y más cerca de su casa, lo que hizo que gane dos horas al día, al reducir el tiempo que le llevaba ir y volver de su anterior trabajo. Al final el camino de una mujer, y su forma de construir felicidad, es muchas veces renunciando.
Mientras nosotras sus amigas estamos:
- En la etapa de que nuestros niños terminan la secundaria y empiezan la facultad, ella va a la clausura del primer grado de su hijo mayor.
- Enseñando a nuestros hijos a manejar un auto, ella le está enseñando al más pequeño a manejar el triciclo.
- Tratando de llegar como Jennifer López a los cincuenta, ella asumió el cuidado del cuerpo no como una cuestión de estética, sino porque un día imaginando a sus niños grandes, se dio cuenta de que cuando su hijo más pequeño cumpla veinte, ella va a tener sesenta, y le cayó la ficha de que tenía la obligación de llegar sana en cuerpo y mente.
Eso sí, vive la maternidad con una madurez, que nosotras posiblemente no teníamos hace quince años atrás, relativiza más las circunstancias, no pretende que sus hijos sean mejor egresados, ni abanderados, ni todas esas cosas, pero si quiere conseguir hacer de ellos adultos responsables, pero por sobre todo felices.
Hoy no se arrepiente de nada, sus hijos son lo mejor que le pasó.
¿Si tienes una amiga que tuvo hijos después de los cuarenta, si tú eres esa amiga, que cambios asumió o asumiste, a que cosas renunciaste? No se olviden de contarme.