Mi nombre es Malinalli, soy hija de una familia de la nobleza azteca, al morir mi padre, y volver a casarse mi madre, mi padrastro me vendió como esclava, yo era una niña.
Cuando llegaron los españoles, los mayas me obsequiaron a Hernán Cortes, tenía 17 años.
Mi hermosa lengua natal, el náhuatl, me permitió seguir con vida, ya que me convertí en traductora, consejera e intermediaria del conquistador y, sí, también en su amante.
Tuve un hijo con él, no se me permitió criarlo, entregaron a Martin a un primo del conquistador, para que sea educado en sus costumbres.
Al llegar la esposa de Cortes a América, para hacer callar los rumores, me entregó como mujer a otro hombre, Juan de Jaramillo, con él tuve a María.
Fui un instrumento, sin embargo, quisieron llamar Nueva España a mi tierra, pero no pudieron, recuerden en la sangre de mis hijos, está la sangre de mi pueblo guerrero.
Mi México, se los traduzco, en Náhuatl significa “Ombligo de la luna”